lunes, 13 de abril de 2009

¿Cuál es la relación entre las NTIC y el aula?


La integración de TIC en la enseñanza puede generar nuevas presiones en el desarrollo de las tareas habituales de un docente y en sus modos de enseñar. Trabajar con tecnologías audiovisuales e informáticas exige adquirir nuevos saberes, ir más allá de la propia disciplina que se está enseñando y mantenerse actualizado; así como ofrecer, en la enseñanza de las asignaturas, abordajes coherentes con los cambios que las nuevas tecnologías provocan en condiciones de producción científica, y pertinentes en relación a los problemas globales. Implica reflexionar sobre las propias prácticas y diseñar los espacios y los tiempos en que se desarrollará la enseñanza.
En el contexto de incorporación de las nuevas tecnologías en las aulas, las preguntas
fundamentales al momento de pensar una propuesta de enseñanza permanecen: ¿por
qué, para qué y qué enseñar?, ¿cómo organizar la enseñanza?, ¿qué y cómo evaluar?
¿de qué modo debemos educar para mejorar la condición humana? Apuntamos siempre a tomar decisiones fundamentadas y coherentes y a planificar, entendiendo que esto funciona, como un “marco” y no una “horca”. Abiertas, flexibles, revisables, las planificaciones deben funcionar como guías de trabajo, ya que son, “hipótesis que se ponen a prueba”, especialmente cuando para el docente la utilización de TIC es algo novedoso.
Debemos considerar que al incorporar TIC y cambiar la propuesta de enseñanza se modifica también, por un lado, el tipo de aprendizaje y de desempeño que esperamos de los jóvenes, esto es, su condición de estudiante. Y, por otro, se los embarca en otros usos de la tecnología a los que, tal vez, no estén acostumbrados (o, directamente, no han tenido acceso. “la tarea central de la enseñanza es permitir al estudiante realizar las tareas del aprendizaje” –a las que denomina “estudiantar”– y dar apoyo a la acción de estudiar. Es decir, el profesor debe instruir a los jóvenes acerca de los procedimientos y exigencias de su rol de estudiante, que, además de realizar las tareas de aprendizaje, “incluye tratar con profesores, habérselas con los propios compañeros, afrontar frente a los padres la situación de ser estudiante y también controlar los aspectos no académicos de la vida escolar”.
Entendemos que ellos, a través de actividades que han llevado a cabo, las evaluaciones que les han sido presentadas, los estilos de los profesores a los que han tenido que adaptarse y las rutinas de la institución, también han desarrollado un conocimiento tácito, unas formas de ser estudiante y, por supuesto, una serie de estrategias y “ardides” para jugar el juego de la relación pedagógica. Entonces, al modificarse las tareas de aprendizaje, las rutinas, etc., ellos tendrán que sumarse al cambio y avanzar hacia nuevos modos de “estudiantar” y hacia la incorporación de las TIC como apoyo físico a la cognición y las formas de aprender a ejercer la ciudadanía. Es decir, aunque ellos tengan contacto fuera de la escuela con las nuevas tecnologías, tendrán que aprender a aprender con ellas, utilizarlas en otros contextos y para otros fines, y afrontar el desafío de pensar de modos nuevos.

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