Por tanto todos debemos disfrutar de esta época de información en la que vivimos pero sobre todo, sacarle el mejor provecho para conformar mejores países y una mejor sociedad en general.
El nuevo eje de producción se centra en 3 variables: información, comunicación y conocimiento. Además de acrecentar las posibilidades económicas, las TIC permiten un mejor diálogo entre los pueblos.
Sin embargo, debemos ser conscientes de que las ventajas de las tecnologías tienen aún un aprovechamiento desigual, lo que se conoce como la brecha digital. Esta brecha sólo puede comenzar a cerrarse con políticas claras que tiendan a la conectividad mundial, la alfabetización tecnológica, el desarrollo sostenible y el fomento de inversiones que generen producción. Los responsables de esta tarea son las autoridades políticas, la sociedad civil, el sector privado, y las organizaciones de tipo no gubernamental, intergubernamental e internacional.
Algunas propuestas para iniciar un proceso de cambio deberían contemplar lo siguiente:
mejorar las infraestructuras de comunicaciones de las regiones menos desarrolladas, mejorar el acceso a los servicios tecnológicos, ampliar el conocimiento sobre la disponibilidad y el uso de telecomunicaciones, mejorar la formación en tecnología, proveer acceso a centros de recursos compartidos, proveer una infraestructura técnica y legal para el teletrabajo.
La falta de esta infraestructura –como se ha planteado a lo largo de este trabajo- conlleva a posible usos abusivos, ya que se trata de una práctica que muchas veces se ubica por fuera de las normas laborales reguladas. Nuestro país y nuestra ciudad no pueden estar ajenos a esto. A medida que crece la economía informal, podrían producirse importantes brechas y desequilibrios en el mundo del empleo. La ausencia de decisiones y políticas adecuadas puede tener como consecuencia mayor marginación y explotación laboral.
No reconocer la influencia de las TIC en el mundo laboral mundial (y no realizar una planificación acorde a ellos) implica la auto-exclusión de una nación no sólo del mercado laboral sino del engranaje de la economía mundial.
Bibliografía: http://www.caminandoutopias.org.ar/tesis/tesina/conclusiones.pdf
No reconocer la influencia de las TIC en el mundo laboral mundial (y no realizar una planificación acorde a ellos) implica la auto-exclusión de una nación no sólo del mercado laboral sino del engranaje de la economía mundial.
Bibliografía: http://www.caminandoutopias.org.ar/tesis/tesina/conclusiones.pdf
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